viernes, 6 de noviembre de 2009

Crisis e identidad humana

Sumidos en una profunda crisis económica, en una crisis espiritual, racional y medioambiental. Así nos encontramos desde hace décadas aunque quizás sea en los últimos años cuando el debate nos acecha y se nos presenta en los medios de comunicación de masas de manera habitual y cotidiana.

La situación vivida antes y expresada o reflejada de distintas maneras, con distintas tensiones y conflictos, se repite ahora en formas diferentes y de conclusión apocalíptica. Y todo ello es consecuencia de nuestra identidad humana. El hombre de hoy es el mismo que el de ayer pero inspirado en un progreso demoledor capaz de derretir en cuatro días nuestros glaciares.

La esencia del hombre, desde su existencia, se encuentra en su identidad: quiénes somos, qué queremos ser, hacia dónde queremos caminar…

El hombre desde que es hombre ha tenido como máxima la supervivencia. El hombre es hombre porque ha sido capaz de sobrevivir y lo ha hecho devorando animales, cubriéndose con sus pieles para evitar los fríos, creando luz y calor mediante el fuego, resguardándose de la intemperie, construyendo lugares habitables, relacionándose entre sí, creando un lenguaje común…

La identidad humana es en sí supervivencia humana y evolución que posteriormente iría ligada a un desarrollo intelectual y creativo que con el paso de los siglos dio paso a construcciones, a sistemas de transporte, a comunidades, transacciones, negocios, transformaciones de las materias… El progreso es en sí también esencia del hombre, identidad humana, al igual que la supervivencia.

La supervivencia está intrínsecamente unida al progreso y ambos conceptos son parte de nuestra identidad global, que en el Tercer Mundo es más primitiva puesto que las cuotas de progreso quedaron desfasadas ante la ausencia de transformaciones.

El hombre pues ha buscado sobrevivir mediante el progreso, mediante su progreso individual y colectivo, ya sea en pequeñas, medianas o grandes comunidades.

Hoy el hombre vive sumido en una crisis de identidad que en realidad está generada por la propia identidad humana. Lo que somos nos ha hecho llegar a una meta para la cual la destrucción ha sido una de las premisas esenciales.

Desde períodos primitivos hemos destruido para superar etapas: destrucción del prójimo, destrucción de animales para procurar alimento, transformación de la naturaleza para, por ejemplo, obtener calor o refugio.

Hoy seguimos siendo los mismos. Nuestra identidad humana permanece inalterable. Simplemente se ha agudizado puesto que seguimos destruyendo, y la naturaleza, antes transformada, ahora va quedando liquidada. Medioambientalmente nos encontramos en una encrucijada de la que tenemos difícil salida: deshielo, desertización, corriente del golfo en duda, desaparición de lagos ancestrales, reducción de costas, catástrofes naturales continuas, etc.

La destrucción indirecta que se deriva del progreso es consecuencia de nuestra naturaleza basada en el poder individual, en la obtención del poder por encima de otras cosas. Hoy el poder lo otorga el dinero y la capacidad de influencia. A veces todo ello se obtiene de manera limpia y lícita. A veces no es así y surge la corrupción, la amenaza, el chantaje, etc.

Nuestro planeta se encuentra herido de muerte pero el poder esconde la mirada, los recursos se agotan y la población crece y crece. No hay suficiente para todos. La desertización se expande: los grandes bosques se esquilman, las lagunas y humedales arden de calor, los refugios de los osos polares escasean y la supervivencia de las especies, incluida la nuestra, está en duda.

La crisis económica global nace de la esencia del hombre, de la consecuencia de una crisis de valores que no es más que los valores perpetuos de la condición humana: codicia, ansia y poder por el poder. Unos se bañan en la opulencia; otros mueren ante la falta de agua o el ataque de ínfimos virus mortales.

Ante todo ello sólo queda preguntar ¿hasta cuándo? ¿Cuándo terminares por destruir nuestro espacio vital? Hoy hablamos de crisis económica pero deberíamos seguir profundizando sobre nuestra reprochable estúpida condición humana.

1 comentario:

  1. Muy buen articulo, si señor, ademas con los años que tet conozco nunca habia leido nada tuyo.

    ¿quien soy? como me gustaba el latin...

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